Los 7 que nunca debes hacer.
Dios es misericordioso y amoroso, pero sin duda es recto y santo en sus caminos. Él reprende y desaprueba las conductas tóxicas, los pensamientos malvados y las acciones encaminadas a cometer el mal, sobre todo cuando están enfocadas en dañar a otros.
Proverbios nos muestra una lista de 7 cosas en las que tu nunca deberías involucrarte, nunca deberías participar, nunca deberías promover y que siempre deberías luchar contra ellas, ¿por qué?, porque Dios las aborrece.
El texto en Proverbios 6.14-15 dice:
“14. El malvado trama el mal en su mente, y siempre anda provocando disensiones.
- Por eso le sobrevendrá la ruina; ¡de repente será destruido, y no podrá evitarlo!
Hay personas que generan y diseminan conflictos, disensiones, pleitos y odio. Hay mentes “malvadas” que traman el mal, lo planifican, lo orquestan, calculadores de obras malas. Tales corazones y mentes tienen un destino: “le sobrevendrá la ruina”, repentinamente y sin evitarlo. Lo inesperado puede suceder, porque el mal es intervenido por Dios. Aquellos que maquinan maldad, y los que calculan maldad contra ti, llevan las de perder.
Posterior al veredicto, y sin más, se viene una lista de cosas que el Señor aborrece y detesta. El detalle y perfil de los acreedores de la sentencia mostrada. Revisa esta “checklist” (Proverbiso 6.16-19):
- “Hay seis cosas que el Señor aborrece, y siete que le son detestables:
- los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente,
- el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo,
- el falso testigo que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos”.
Recapitulemos las 7 cosas de las que tu nunca debes participar:
- Los ojos que se enaltecen.
- La lengua que miente.
- Las manos que derraman sangre inocente.
- El corazón que hace planes perversos.
- Los pies que corren a hacer lo malo.
- El falso testigo que esparce mentiras.
- El que siembra discordia entre hermanos.
Dios detesta y aborrece estas cosas, no las practiques ni participes con los que las practican, porque la ruina repentina está garantizada, el Señor detiene y juzga la maldad.